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domingo, 28 de diciembre de 2008

No aprendemos que no aprendemos

LEYES POTENCIALES Y TEORÍA DE REDES, UN MARCO CONCEPTUAL MÁS PRECISO

Para el último opúsculo del año he dejado una reflexión que espero no deje a nadie indiferente. Ansía una utópica lógica, aunque confío en que tras la cascada de razonamientos que les propondré, al menos, consiga desplazar algunas certidumbres que siguen habitando en la mente del pequeño inversor. Se que las teorías conspiratorias tienen tirón mediático y esto que ahora relataré entra de lleno en dicho terreno.

La chispa que me ha llevado a hilvanar los acontecimientos es la evidente paradoja de, por un lado la impredecibilidad de los sistemas dinámicos no lineales (el tiempo meteorológico, las bolsas etc.), y por otro, la apuesta del gran capital por depositar su peculio en algoritmos matemáticos que pretenden detectar ineficiencias y reducir el azar. Este punto de partida debe ser aderezado con dos eventos concluyentes, el que más del 60% del volumen de trading diario en el New York Stock Exchange provenga de sistemas automáticos con sofisticados algoritmos y la asombrosa versatilidad de uno de los números irracionales más ubicuos, la razón áurea (1,61803398…), generalmente denotada por phi. Siempre que aparece la razón áurea puede apostarse a que por el contorno merodean los números de Fibonacci, sucesión archiconocida para todo aquél que se dedique al ámbito financiero, en la que cada número, excepto los dos primeros, es la suma de los dos precedentes 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 24…



Todas las sucesiones de Fibonacci tienen la propiedad de que el conciente de dos términos adyacentes se acerca más y más a phi y tiende en el límite a la razón áurea. Los seguidores del análisis técnico conocen bien este marco conceptual y dependiendo de su grado de fanatismo hacia la materia que creen dominar, serán o no, conscientes de la vasta aleatoriedad y subjetividad de los análisis chartistas. Retomando la teoría conspiratoria que sobrevolará este ensayo, es necesario aportar algo de esoterismo en esta trama, si se pretende que el pequeño inversor al acudir a los mercados, disponga de alguna herramienta que le haga inferir cierto control en el devenir bursátil.

Asumo que la parcela chartista es más sencilla de aprehender y resultará más cercana al recién llegado a estos inhóspitos mercados, la otra gran parcela generadora de análisis, que habría que calificar como igual de aleatoria, por los resultados que ofrece, es la del análisis fundamental (búsqueda del “verdadero” valor de un título mediante el análisis de sus estados financieros, previsiones económicas, etc.), más compleja por requerir una mayor formación académica inicial y acceso a información privada de las empresas y por ello casi exclusivamente cedida a los supuestos “expertos” en este ámbito de las ciencias sociales. Simplemente, el futuro es impredecible.

Recapitulo, por un lado tenemos al gran capital apostando por sistemas automáticos basados en matemáticas complejas, además tenemos un corpus matemático, números de Fibonacci, que habilita una voluminosa producción literaria (sin fundamento en su mayor parte) acerca de la importancia de la razón áurea en el seguimiento bursátil, adoctrinando a legiones de inversores (aquí también entrarían multitud de institucionales) en una pseudo ciencia, que al menos aporta algunos rudimentos para descartar, de manera rápida, escenarios que estuviéramos defendiendo. Hemos de unir a esta recapitulación las numerosas servidumbres del ser humano fruto de una evolución en entornos infinitamente menos complejos en los que la información circulaba a velocidades sencillas de interpretar por nuestros atributos inferenciales (intuición). Entre estas servidumbres se encuentra nuestra necesidad de que nos aporten causas sencillas de entender e historias o narraciones en las que se encadenen los hechos relevantes. Hay toda una industria que tiene que justificar sueldos y una dedicación, supuestamente trascendente, a un ámbito de las ciencias sociales demasiado caótico (sistema dinámico no lineal) con todo lo que ello conlleva en el marco conceptual.


Emplearé el gráfico de Telefónica para continuar con mi argumentación. ¿Qué ocurriría si, consigo trasladar a la masa de inversores (también muchos institucionales) un marco conceptual, con cierta lógica, que permita reducir la aleatoriedad extrema a un entorno con menores grados de libertad?, una imagen vale más que mil palabras. Con la flecha horizontal roja señalo el nivel que representa el retroceso del 61,8% (recíproco de la razón áurea, 1,618). Reducimos notablemente el azar al inferir que una inmensa mayoría de los que concurren a los mercados son conocedores de los llamados “retrocesos de Fibonacci”, incluso muchos analistas fundamentales, en principio reacios a emplear esta herramienta, me consta que durante los peores momentos de las correcciones vividas durante 2008 se afanaban en buscar niveles en los que el mercado pudiera encontrar un respiro. Algo similar se podría argumentar para la metodología de las velas japonesas, seguramente muy adaptada a la idiosincrasia del mercado nipón. Alguien puede descartar que la razón del éxito (gloria relativa, ya que siguen empleándose porque es difícil realizar estadísticas de errores, que seguramente las desprestigiarían de manera notable) de las velas o del análisis técnico provenga de una especie de profecía de autocumplimiento, promovida además por el puñado de generadores de opinión que a escala global se aprestan a inducir a la masa de inversores los comportamientos que a ellos más le interesen.

Introduzco en este punto otro par de conceptos para que la madeja se vaya trasformando en indescifrable. Me apoyaré ahora en las leyes potenciales y en la Teoría de Redes para dar la siguiente vuelta de tuerca. La verdadera mano fuerte, no la inmensa mayoría de institucionales que no saben por dónde les vienen los tiros, incluso una vez que ha armado un entorno en el que consigue reducir el azar (induciendo a la mayoría a interpretar el devenir bursátil basándose en unas pocas metodologías) a niveles que pueden otorgarle una ventaja, si consigue equipos disciplinados y suficiente potencia de cálculo, sigue necesitando domesticar la aleatoriedad. Debieron reconocer que los mercados financieros son sistemas complejos y que por ello deben interpretarse como compuestos por varias partes interconectadas cuyos vínculos contienen información adicional y oculta al observador. Además, como resultado de las interacciones entre elementos, comprendieron que emergen propiedades nuevas que no pueden explicarse a partir de las propiedades de los elementos aislados. Las distribuciones gausianas suelen prevalecer cuando los eventos son completamente independientes unos de otros, sin embargo, tan pronto como introducimos la asunción de la interdependencia de los acontecimientos, afloran las denominadas distribuciones paretianas ya que los bucles que se retroalimentan tienden a amplificar los que se anticipaban como insignificantes eventos iniciales.



Todo apunta a que la mayor parte de interacciones sociales siguen la distribución de Pareto, la ley de potencias o, dicho más simplemente, la regla 80/20.
Como pueden ver, se consigue de esta manera domesticar significativamente el azar, así que de nuevo, un diagnóstico más preciso de dónde nos encontramos, abre las puertas a desarrollos matemáticos más certeros con las posibles fuentes de incertidumbre. Sin embargo, las manos fuertes, tienen otro quebradero de cabeza adicional en la DINÁMICA DE REDES.
Las redes están formadas por nodos y conexiones entre dichos nodos. La robustez y vulnerabilidad de las redes se sabe que depende de su arquitectura y al igual que en la naturaleza, las redes generadas por el ser humano obtienen robustez maximizando la interconectividad. Inevitablemente aparecen centros o nodos que atraen un mayor número de conexiones y estos al crecer tienen cada vez más atractivo sobre los recién llegados, fenómeno conocido como conexión preferente. Las redes de crecimiento libre, por este motivo, también funcionan de acuerdo a leyes potenciales, es decir, el número de nodos que solo tienen un enlace será una potencia del número de enlaces que soporta el nodo más conectado.

En el entramado financiero, la tendencia durante los últimos lustros transitó hacia una concentración entorno a los nodos bancarios reduciendo la robustez y la resistencia local a un fallo. Además, la caída de algunos de estos nodos (han caído varios, Lehman, Bearn Stern, etc.) en función a su grado de interconexión puede provocar el aislamiento y caída de otros menos conectados. Esta vulnerabilidad es una propiedad inherente a las redes de libre crecimiento. Debemos dar por hecho que los fallos locales son inevitables e incluso sanos, el objetivo debe estar en reducir las caídas en cadena. Además se sabe que los procesos que llevan a un fenómeno de caídas en cadena son durante cierto tiempo invisibles, un tiempo que es proporcional al margen de sobrecarga de la red.

Recopilando nuevamente, esa entelequia conceptual que denomino mano fuerte y que mantiene una posición dominante sobre el entramado financiero sabe que tiene como rival al azar y también a su propia hipertrofia. Para reducir el azar pudo aportar a los inversores un par de metodologías (análisis técnico y análisis fundamental) para favorecer un efecto manada con el resultado de poder desarrollar algoritmos que parten de menores grados de libertad. Además, descartando la matemática gausiana y comprendiendo las leyes potenciales, reducimos aún más esos grados de libertad. Su principal enemigo son ellos mismos. Inmersos en esta dinámica conceptual, apoyados en los generadores de opinión (ellos mismos) que hábilmente pueden manipular hasta el extremo los periodos de pánico o de euforia, y con una potencia de cálculo y equipos de desarrolladores disciplinados, al igual que un péndulo consiguen ir aproximándose a un extremo en el que el sistema es inviable. Sus nodos se hipertrofian provocando una inevitable caída de algunos de ellos. Ahora el péndulo debería ir aproximándose al extremo contrario lo que conllevará una catarsis de consecuencias inciertas por la complejidad a la que nos abocan unas redes financieras cada vez más globalizadas.



RESUMIENDO:
Aprovecho estas últimas líneas para desearles un venturoso 2009, aunque a priori se presenta convulso y peligroso. Por teoría de ciclos no tiene por que ser un mal año para las bolsas, aunque para la economía real se pronostican todos los males. El escenario por el que apuesto espera un primer semestre complejo con alta probabilidad de ir a buscar nuevos mínimos. El tercer gráfico que inserto muestra el oscilador de RV frente a RF junto al gráfico de Eurostoxx 50. No ha generado señal de entrada aún y espero que sea capaz de detectar el periodo en el que el mercado delimite un suelo relevante, desde el que construya un rebote significativo.
Durante 2008 he dado forma a un discurso coherente sobre el que continuaré profundizando. Intentaré generar conciencia sobre aspectos que considero relevantes y resaltaré las servidumbres evolutivas que como humanos presentamos y que invalidan nuestra intuición como herramienta para encarar sistemas dinámicos como las bolsas. Mi énfasis creativo se ciñe al ámbito cuantitativo, con un proyecto de Sicav cuantitativa (long short neutral a mercado) que verá la luz en breve. Aprendan de errores pasados, el futuro es impredecible, aunque aún podemos lanzar conjeturas que deberíamos de refutar lo antes posible. Suerte durante 2009.

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lunes, 15 de diciembre de 2008

Se acumulan los granujas en el entramado financiero

SE ACUMULAN LOS GRANUJAS EN EL ENTRAMADO FINANCIERO
RECUPERAR LA CREDIBILIDAD LLEVARÁ TIEMPO Y PASARÁ FACTURA

Hoy retomaré algo que dejé pendiente hace un mes, trasladarles como se comportó el oscilador de renta variable vs renta fija en el periodo bajista de 2000 a 2003, con la intención de concluir si merece la pena seguir albergando esperanzas de que esta herramienta pueda servirnos de ayuda en la detección de un mínimo relevante, desde el que las bolsas desencadenen un rebote de varios meses. Este comentario denota mi apuesta por que aún no habríamos visto unos mínimos relevantes en este mercado bajista que se inició en octubre de 2007, aunque esta última reflexión es simplemente eso, una conjetura basada en diversos métodos, subjetivos en su mayoría, y susceptible de errar con una alta probabilidad.

No me cansaré de repetirlo, NO SE PUEDE PREDECIR EL FUTURO, aunque si podemos lanzar escenarios posibles cuya evolución esperada hemos de escudriñar, en el afán de descartarlos si se encadenan observaciones que los refuten. Recuerden que debemos eliminar de nuestro arsenal de métodos el de la prueba corroborativa, ya que siempre encontraremos eventos que se adapten a lo que pensamos o al escenario que estemos defendiendo. Nuestro cometido, mi obligación, como escéptico, es buscar hitos que refuten la conjetura emitida para lanzar una nueva. Esto lo dice alguien que durante años vivió en una permanente ilusión de control, apoyado en el análisis técnico. Esta ingenuidad está dolorosamente extendida en esta industria financiera y en su cohorte de analistas.



El ser humano necesita ideas y conceptos puros y no solo abstracciones aunque la textura de la realidad se asienta sobremanera en las abstracciones y casi nada en los conceptos puros. Se sigue defendiendo que con datos del pasado, con patrones o pautas ya sistematizadas seremos capaces de anticipar el futuro y aunque hay que reconocer que bastantes veces acontece lo que uno ha conjeturado, se podría afirmar que más del 50% de las veces hay que modificar el escenario planteado, evento que reconoce explícitamente el amplio margen de error en la metodología empleada.

Antes de adentrarme en el terreno empírico (tan necesario), un breve comentario sobre un nuevo acontecimiento sobrecogedor, por sus implicaciones, en el ámbito de la supervisión del entramado financiero. Me estoy refiriendo a la estafa del señor Bertrand Madoff, en USA, en lo que se anticipa como un fraude de unos 50.000 millones de $ y que me reafirma en el planteamiento por el que aposté hace 3 años, la intención de no depender de terceros, de no dejar mi dinero ni el de nuestros clientes al albur de terceras entidades o gestores que pudieran sacarse de la manga este tipo de tramas que se traducen en quebrantos sin solución y que nos abocan a una, cada vez, menor confianza en los datos y previsiones de una industria financiera que acumula demasiados despropósitos de esta calaña y calado.

Desconozco si podemos fiarnos de algo o hemos de cuestionarnos todo, lo que si percibimos todos es que esto está montado sobre una matriz de confianzas. Flaco favor están haciendo para que la situación actual encuentre consuelo y soluciones.


En la parcela empírica, comienzo con el gráfico que empleo para seguir la evolución de la volatilidad, y así poder comparar la actual con la que se generó en cada segmento bajista durante el periodo temporal 2000 - 2003. Ya sabemos que la volatilidad a la que estamos asistiendo no tiene parangón con la que experimentamos durante el mercado bajista tras el pinchazo de la burbuja de los valores relacionados con internet, aunque el ejercicio, sobre el que hoy escribiré, se circunscribe a esta comparativa. En este caso una imagen vale más que mil palabras, pueden apreciar como la línea roja (refleja la volatilidad desde el 15 de julio al 12 de diciembre de 2008, calculada sobre los retornos diarios de Eurostoxx 50 en una ventana móvil de 20 sesiones y anualizada) ha alcanzado cotas no vistas ni incluso tras el atentado de las torres gemelas (línea amarilla). La utilidad de separar los distintos periodos correctivos y graficar su volatilidad es buscar algún parámetro concreto que me permita sistematizar ideas.

En el 2º gráfico he rotulado un montón de eventos. En azul está el gráfico de Eurostoxx de agosto de 2000 a marzo de 2003 y en color gris el gráfico del oscilador de RV vs RF montado sobre un periodo de 37 sesiones. El oscilador solo traspasó a la baja el umbral 39 (línea punteada roja) en tres ocasiones y he señalado en que fechas ocurrió para compararlo con los mínimos relevantes reales que Eurostoxx 50 delimitó. En las tras perforaciones del umbral 39 el oscilador afinó significativamente con el mínimo real.

El primero fue el 22 de marzo de 2001, justo el día en el que Eurostoxx marcó un mínimo relevante desde el que se propició un rebote del 20%. La segunda pérdida del umbral 39 se volvió a superar al alza el día 24 de septiembre de 2001, una sesión después al mínimo que realizó este mercado el día 21 de septiembre (unos días tras la caída de las torres gemelas). La tercera perforación del umbral 39 se produjo el 27 de febrero de 2003, en este caso se adelantó 9 sesiones al mínimo relevante de Eurostoxx, el día 12 de marzo de 2003 y que significó el final de la tendencia bajista de 2000 a 2003. He señalado con una elipse un periodo extenso en el que no se llegó a generar ninguna señal en el oscilador de RV vs RF sobre 37 sesiones y que sin embargo propició rebotes de entre el 14 y el 24%.

Podríamos concluir tras esto con que la ruptura del nivel 39 en el oscilador de RV vs RF genera señales interesantes, susceptibles de ser aprovechadas ya que propician oportunidades de trading que en este estudio empírico conllevaron beneficios significativos. Resaltar que durante el periodo agosto de 2000 a marzo de 2003 no se llegaron a superar volatilidades del 60%, tal como las he contabilizado en el primer gráfico, aportando algo de incertidumbre al intento de extrapolar estas conclusiones al periodo actual, por la abismal diferencia en las volatilidades que se están computando. Al utilizar un periodo extenso, a la hora de aplicar el algoritmo que hay tras este oscilador, de 37 sesiones, las señales están muy espaciadas en el tiempo. Si empleara el mismo oscilador en un periodo de 17 sesiones, por poner un ejemplo, el umbral 35 se rebasaría a la baja en 7 ocasiones en este periodo de 3 años, aportando varias señales falsas que nos habrían abocado a pérdidas significativas.

En el tercer gráfico tienen al oscilador de RV vs RF en el periodo actual (desde diciembre de 2007), con una diferencia sutil aunque relevante. Para el oscilador de 37 sesiones que he reflejado en el 2º gráfico he empleado el futuro de Eurostoxx y el futuro del Bund alemán, mientras que el oscilador de 25 sesiones está montado con el concurso de dos fondos de inversión, uno de renta variable europea ligado a Eurostoxx 50 y el otro de renta fija, ligado a la evolución del Bund alemán, con lo que consigo incorporar las decisiones de gestores humanos con las implicaciones que esto puede conllevar. En este último he vuelto a rotular el escenario por el que sigo apostando y que no es otro que la conjetura de que aún falte un latigazo bajista adicional que sí delimite un mínimo relevante para un rebote de varios meses.

RESUMIENDO:Hoy me extenderé en este apartado ya que considero relevante resaltar varios aspectos. Quiero insistir en que, para que nadie lo olvide, buscar rebotes en un mercado bajista no es lo más recomendable. Lo preocupante reside en que dada la escasez de productos “empaquetados” que puedan hacerlo bien en un mercado bajista (menos quedan aún tras descubrir el fraude del fullero Madoff), el pequeño inversor infiere que no le queda otra alternativa que apostar por enganchar algún rebote para que el año no sea una catástrofe financiera. Es una huida hacia delante muy peligrosa. La casuística es muy variada, aunque mayoritariamente podríamos asegurar que, buscando rebotes, terminaremos quedando enganchados, con los quebrantos consiguientes. Como antes he esbozado y sabiendo que periódicamente asistiríamos a este tipo de periodos correctivos, hace 3 años aposté por el estudio y la investigación empírica para buscar algún tipo de estrategia que me permitiera escapar de la dependencia alcista y que en periodos bajistas me permitiera albergar esperanzas razonables de obtener rentabilidades que tendieran el 10% anual, con volatilidades por debajo del 4%. La fase inicial de prueba empírica (operativa en tiempo real) ha sido superada con éxito, propiciando que una SICAV proceda a encumbrar esta metodología cuantitativa, neutral a mercado, como edecán de su toma de decisiones. El objetivo, no depender de terceros, no podemos permitirnos más granujas tipo Madoff.

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lunes, 1 de diciembre de 2008

Un empirista escéptico

UN EMPIRISTA ESCÉPTICO,
APUESTO POR EL MÉTODO NO DIRIGIDO DEL ENSAYO Y EL ERROR

Vuelvo a la carga con una de las vocaciones de esta tribuna, generar conciencia desde una vertiente de empirismo escéptico. Nuevamente me afanaré en provocar que se replanteen su modus operandi, sus generadores de opinión y en definitiva, la fiabilidad de sus próceres financieros. Adoptaré el rol que empleo con mi hijo de tres años y que no es otro que actuar, no esperando su valoración actual (que puede ser negativa) sino su evaluación posterior, cuando abandone el método inductivo y comience a adentrarse en el modelo hipotético-deductivo.

Este salto, que todos los lectores de esta epístola ya habrán transitado, suele cursar con claras asimetrías y mientras en algunas parcelas del saber o de la actividad podemos ser precoces en el brinco deductivo, en otras nunca conseguiremos escapar de la peligrosa orbita inductiva (peligrosa por las implicaciones que conlleva en cuanto a posible manipulación por parte de las avezadas elites financieras). Pretendo mostrarles cuan primarios somos en el ámbito que nos ocupa, el bursátil, debido a la dependencia de un cerebro que no ha evolucionado para moverse con solvencia en entornos tan azarosos, tan complejos y tan dinámicos (cambiantes).



Además, en estas líneas no intentaré buscar las causas de lo que está ocurriendo, ya estarán hartos de escucharlas, como casi siempre a posteriori. Creo que es un esfuerzo baldío, en este cataclismo el catalizador parece haber sido el pinchazo de varias burbujas, a finales de 2001 fue Enron, en 2000 la burbuja tecnológica, en 1998 la quiebra del hedge fund LTCM etc. Dentro de unos años será cualquier otro evento que ni nos imaginaremos y aunque el ser humano necesita una narración de los hechos, una simplificación de las causas y una reducción de la dimensión del problema, seguiremos mostrándonos muy vulnerables a la interpretación exagerada y a la sobreestimación de la causa. Por esta razón no suelo hacer hincapié en montar una explicación que ate los hechos para que tengan sentido, ya que también conseguiría distorsionar gravemente la representación mental de lo acontecido, lo que conllevaría algo que intento evitar, que reduzcan el número de fuentes de incertidumbre y que mi reflexión sirva como coadyuvante de un hábito instintivo (ciertamente peligroso en el ámbito bursátil) de nuestra especie, implementar inferencias de forma rápida y precipitada apoyadas en la causalidad.
Continúo con una breve historia que pretende hacerles ver el trasfondo de incertidumbre y azar


en el que nos movemos, mal que le pese a una industria financiera que permanece en su discurso causal y narrativo (excesivamente volcado en la búsqueda de las causas y en ensortijar los acontecimientos para que sea más sencillo recordar una historia completa), con la pretensión de ofrecer una sensación de conocimiento y control, en lugar de en modificar sus objetivos de negocio y en reconocer que se mueve en un entorno liderado por el azar y reñido con los planteamientos matemáticos y metodológicos que se siguen trasladando a los inversores.

Inicio la parábola prometida. Imaginen nuestro planeta Tierra dividido en dos regiones, la Tierra Media y la Tierra Extrema. Supongamos que elegimos al azar 1.000 personas y tomamos su edad. Adicionemos a esta muestra la persona más vieja que encontremos, aunque tenga una edad que sea tres veces más que la edad promedio, no representará más que una fracción muy pequeña de la edad de toda la muestra. La edad es una variable física y podemos estar seguros que, cuando la muestra es grande, ningún elemento singular cambiará de forma significativa el total.
Otro ejemplo, la riqueza. Si consideramos los ingresos netos de las 1000 personas anteriores, y le añadimos los del español más rico (Amancio Ortega), seguramente don Amancio supondría el 99% del ingreso total. Voy a denominar a este tipo de parámetros variables sociales, son obra del hombre, están vinculadas a números, son informativas y generalmente intangibles, no se pueden tocar.

Las variables físicas, la edad, el peso etc. pertenecen a la Tierra Media, mientras que casi todas las variables sociales residen en la Tierra Extrema. Estos son los pilares que sustentan mi militancia empírica, mi vocación escéptica y mi dependencia del método del ensayo y el error. Si somos capaces de aceptar y asumir que el ámbito en el que se mueve todo lo referente al entramado financiero y bursátil habita en la Tierra Extrema, ipso facto nos estaremos liberando de clichés, estereotipos y preconceptos que nos están llevando a la quiebra (en las finanzas personales de cada uno).

Automáticamente prescindiremos de cualquiera que, afincado en la Tierra Media, siga volcado en la búsqueda de causas, siga argumentando historias y narraciones justificadoras, continúe infiriendo desenlaces, permanezca en su ilusión de control, albergue en la falible intuición su principal baza y descarte la erudición y la confrontación de ideas y reflexiones como norma vital. Asumido que transitamos por la Tierra Extrema, debemos saber que conviviremos con eventos de una aleatoriedad extrema, seremos muy vulnerables a los sucesos trascendentales altamente improbables (Cisne Negro), seremos conscientes de que no existen limitaciones físicas en lo que pueda ser un número (cualquier cosa es posible), que el total estará determinado por un pequeño número de sucesos extremos (tiranía de lo accidental) y que será difícil de predecir a partir de información pasada (los sucesos no se distribuyen según la campana de Gaus).

Para resolver un problema hemos de comenzar por un correcto diagnóstico. He intentado argumentarles que la búsqueda de las causas es un esfuerzo baldío en el que se aplica la mayoría y que aunque parece necesario, para nuestras finanzas personales debe pasar a un segundo plano. Nuestro cometido o el de los profesionales en los que dejemos el seguimiento de nuestro peculio será saber moverse en la Tierra Extrema y por supuesto emigrar de la Tierra Media y de su marco conceptual.
Apóyese en el escéptico, alguien que huya de la ortodoxia financiera de la Tierra Media, que no se apoye exclusivamente en datos históricos para justificar su modus operandi, que abogue por el método del ensayo y el error, que haya abandonado el conocimiento inductivo, que no oculte bajo la alfombra la posibilidad de una pérdida devastadora e impredecible, alguien que sostenga que la incertidumbre es su vocación y que su mayor anhelo sea comprender y actuar con solvencia en condiciones de información incompleta.

Convivir con la certeza y la ilusión de control es muy peligroso y es a lo que se tiende en la Tierra Media. En el ejemplo anterior sobre la variable física de la edad, podemos estar seguros de que por mucho que busquemos, los datos a obtener estarán acotados, tanto por arriba como por abajo, los Cisnes Negros son casi imposibles, sin embargo, en la Tierra Extrema esta inferencia es ruinosa. Nuestra maquinaria deductiva no ha evolucionado para moverse con soltura en un entorno tan complicado, nuestras intuiciones estadísticas naufragan y nos vemos impotentes para trasladar de manera automática el conocimiento o la complejidad de una situación a otra, de la teoría a la práctica. Esta característica humana se denomina especificidad de dominio, y nos lleva a errores deductivos significativos incluso en personas adiestradas para racionalizar sus respuestas en cualquier ámbito de su existencia. Requiere un esfuerzo y una predisposición notables, mantener una coherencia de razonamiento tanto en la vida profesional como en la privada es algo vetado para el común de los mortales, por motivos biológicos, debido a que no damos el brinco deductivo en un buen número de ámbitos intelectuales y de comportamiento. Y continuar en el terreno inductivo, en el de las inferencias precipitadas, nos aboca a una visión distorsionada de la realidad, a no ponderar adecuadamente los riesgos ni las expectativas probabilísticas de las decisiones tomadas dentro del territorio de la Tierra Extrema.

En los últimos 3 años mi apuesta ha ido encaminada a confrontar continuamente mi conocimiento, mis métodos, conllevando la búsqueda de cierta erudición, apoyada en una acreditada curiosidad intelectual, muy amiga de la actitud abierta y deseosa de valorar las ideas afines o contrarias. Es esta predisposición la que permite escapar de la simplificación y del estudio demasiado especializado, la que evita que pensemos que la Tierra Extrema es menos aleatoria de lo que realmente es. Además, esta inclinación suele desembocar en el método del ensayo y el error y en habituarse a lanzar conjeturas que hay que validar o rechazar constantemente. No hay método infalible y todo lo que nos toca es sondear en cada momento cual es el riesgo al que nos estamos exponiendo, reconociendo que sabemos explicar mejor que comprender.


Ya ven el marco conceptual en el que sigo medrando, mientras que en la parte matemática, dedicada a lidiar con estos entornos que devienen con información incompleta, transito en la frontera entre la Tierra Media y la Tierra Extrema, aún demasiado dependiente de la matemática determinista, aunque instalado en el método del ensayo y el error y en un semiescepticismo que permite aprovechar la asimetría de las decisiones que se toman en la vida real, en la que podemos seguir siendo escépticos frente a algunos planteamientos mientras que daremos carácter de casi certeza a otros.

Dejo para el próximo artículo la evaluación de las señales que mi oscilador de renta variable vs renta fija generó en la consolidación bursátil de 2000 a 2003. Se que entenderán mi necesitad de liberar tensiones acumuladas mediante la descarga de buena parte de lo que pasa por mi cabeza.

CORTO PLAZO, enfoque eminentemente intuitivo:
Esta es la sección más aleatoria de mi exposición, aunque probablemente es la que más demandan ya que concreto expectativas en un escenario que iremos validando.
Comienzo con telefónica, y su aparente fortaleza, si la comparamos con el devenir de los bancos. En el montaje les aporto el gráfico desde los mínimos de octubre de 2002 para que aprecien como su caída se ha frenado en el nivel que representa el 61,8% de retroceso de toda la subida hasta 2007 (¿casualidad?). En la esquina superior izquierda reflejo un posible escenario para este valor y por extensión para todo el mercado. Insisto en que la validez de esta conjetura es cero, a priori, otra cuestión es que el mercado vaya cumpliendo esta hipótesis, situación que nos permitirá realizar apuestas con algo de ventaja. Influido por mi interpretación del oscilador de RV vs RF, en el que parece faltar un segmento bajista adicional, el escenario propuesto en Telefónica presenta un claro sesgo correctivo. Si lo que está desplegando desde el 27 de octubre de 2008 (resaltado con una elipse) es una onda B, lo que falta es un segmento bajista C.


Aprovecho el montaje con el S&P 500 para resaltar lo expresado con Telefónica. Lancemos conjeturas y verifiquémoslas. En el artículo de 17 de noviembre modifiqué sutilmente el escenario que venía defendiendo para el S&P y me equivoqué. Acerté con el que inserté el 3 de noviembre (lo pueden ver en la esquina inferior del montaje del S&P 500) y aunque en ambos esperaba que se delimitaran nuevos mínimos, erré en la interpretación de la pauta de continuación de tendencia que estaba desplegando. En lugar de un triángulo fue una “plana”. Ahora estamos en una situación similar, parece que ha finalizado el latigazo bajista de la pauta que se inició a mediados de agosto de este año y nos adentramos en un movimiento lateral que podría tener techo en la zona 1.000-1.050. Aún así, vigilaremos la zona de los 820, un cierre por debajo incrementaría la aversión al riesgo.

RESUMIENDO:
Escapen de la falacia narrativa y de la dependencia causal, tengan la mente abierta y no descarten escenarios que les parezcan improbables. En bolsa, todo es factible. Un saludo.

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